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Publicado por CONSENSO DELICIAS
Trump y el cobro del botín
“Si no quieres pagar ni vengas a Washington”.En pocas palabras fue lo
que le dijo Donald Trump a Enrique Peña Nieto la mañana del jueves 26
de enero, a través de un tuit, luego de lo cual el presidente de México
envió a la Casa Blanca un mensaje formal, anunciado en otro tuit,
cancelando la entrevista que había sido fijada para el próximo 31 de
enero. No es mentira que Trump sea un patán, además de otras muchas
cosas.
Según Trump, a partir del inicio de las obras tendientes a completar
el muro fronterizo sur de Estados Unidos, México se convierte en deudor
de los gastos, es decir, se trata de un empréstito forzado para cubrir
el costo de la obra o del reclamo de una indemnización por algún daño o
perjuicio. Aquí no hay ley alguna.
En su tuit, Trump escribió una primera frase en la que afirma que EU
tiene un déficit comercial con México de 60 mil millones de dólares, que
el TLC ha sido unilateral desde el principio y habla de “empleos y
compañías perdidos”. A partir de estas ideas añade que si México no
admite pagar sería mejor cancelar la reunión. Es evidentemente una
respuesta al mensaje de Peña de la noche anterior la cual había sido, a
su vez, una respuesta a la firma de la orden ejecutiva de construir el
muro.
Así, por vez primera, Trump se refiere a lo que eventualmente sería
la base de la indemnización reclamada: el déficit estadunidense con
México. El nuevo presidente podría estar pensando que los 15 mil
millones requeridos para apuntalar y terminar de construir el muro ya
existente no son gran cosa comparados con el déficit comercial.
Trump sabe de sobra, sin embargo, que ese superávit comercial
mexicano no es propiedad pública y gran parte se compone de las
ganancias de compañías estadunidenses que aprovechan las ventajas
competitivas de operar en México.
El vocero de la Casa Blanca ha dicho ya que el muro se pagará con un
arancel de 20% sobre las importaciones procedentes de México. Eso sería
mucho más dinero, en un solo año, que el costo del muro, pero tampoco lo
podría hacer legalmente Estados Unidos, pues ambos países, aún sin TLC,
seguirían siendo miembros de la Organización Mundial de Comercio bajo
la norma de que los aranceles son iguales para todos. Sin embargo, por
lo pronto, los líderes republicanos en el Congreso ya dijeron que
aprobarán el gasto con base en la “Ley barda segura” de 2006, aún
vigente, que fue aprobada por congresistas de ambos partidos, entre
ellos Barak Obama y Hillary Clinton.
En las guerras, los estados vencedores solían fijar y cobrar gastos
de guerra a los vencidos. Pero aquí no se ha producido conflicto armado
alguno. Al respecto, podría recordarse que la línea fronteriza actual
entre los dos países fue trazada por Estados Unidos después de una
guerra de expansión territorial. Es decir, la border es suya en todos
sentidos. Es irónico exigirle ahora a México que pague el costo de la
muralla de separación con el territorio que le fue expoliado.
El planteamiento de Trump es falso porque el muro en sí mismo no
afectaría el comercio entre los dos países. El muro es absolutamente
independiente del déficit comercial estadunidense, tanto del actual como
del que llegue a tener en el futuro. No obstante, si México fuera
unilateralmente “expulsado” de la OMC por parte de Estados Unidos y este
país le impusiera la tarifa arancelaria del 20% ya anunciado por un tal
Spicer en nombre de Trump, entonces no se resolvería ni lo del muro ni
lo del TLC sino que se iniciaría una subversión del comercio mundial,
una guerra arancelaria que sería la más estúpida (por sus motivaciones,
en este caso el muro) de cuantas ha conocido el capitalismo.
Tampoco serviría el muro para detener el tráfico de drogas hacia el norte como ya se ha visto.
Las armas procedentes del norte pasan por los puestos fronterizos
mientras que los terroristas procedentes del extranjero ingresan de
cualquier manera.
Finalmente, Trump dice que el muro protegería a México de los
emigrantes centroamericanos, pero esos no quieren venir sino ir a
Estados Unidos, es decir, según Trump, dejarían de llegar millones de
personas procedentes de Centroamérica. Ya se sabe que la emigración de
mexicanos sin visa ha ido en descenso y que el número de deportaciones
ha ido en aumento: Obama deportó más de dos millones de mexicanos en
mandato y el año pasado fueron más de 200 mil. Mas también se sabe que
los turistas mexicanos gastan en Estados Unidos 20 mil millones de
dólares cada año, casi lo mismo que el monto de las remesas de
trabajadores mexicanos.
El muro es una estupidez si se le analiza desde el lado de lo que
afirman sus autores, los de antes y los de ahora. Pero no lo es desde el
ángulo de la xenofobia. En realidad, quieren convertir la línea
divisoria en una muralla que señale con absoluta claridad que detrás de
ella hay una autoridad que odia recibir a cierto tipo de personas. Los
mexicanos y los centroamericanos están entre los más indeseables para
gente como Trump, según hemos podido advertir. Esto no es nuevo pero no
se había expresado tan claramente desde la Casa Blanca.
Así que el “derecho de cobro” es producto de la xenofobia aunque se
exprese ridículamente en un lenguaje comercial de parte de un
comerciante que da órdenes ejecutivas. Con el cobro, se le dice a
México: tú eres el culpable del repudiable asedio sobre mi frontera por
lo cual tú mismo pagarás el costo de la muralla.
Mas Trump quiere hacer también unos muros internos: ha ordenado que
la autoridad federal organice a los vecinos de ciertos barrios para
denunciar a los indocumentados y poder arrestarlos en sus viviendas. Ha
penalizado a las ciudades y pueblos “santuarios” cuyas autoridades no
entregan a los indocumentados a la Migra, la cual será también
fortalecida en la frontera y tendrá capacidad para albergar a muchos más
que los 40 mil detenidos que ahora retiene simultáneamente en vía de
deportación.
Mientras, estamos esperando que Mr. Trump firme otro papel para dar
inicio al procedimiento de denuncia del “unilateral” (one-sided) TLC
(NAFTA) que abarcaría seis meses de negociaciones, reales o supuestas,
según el clausulado vigente.