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Publicado por CONSENSO DELICIAS
Todo igual que ayer; Por Luis Javier Valero
Tres notas impactaron a la opinión pública, todas relacionadas con el mundo del tráfico de drogas, sus repercusiones serán de hondo calado. Sin ningún asomo de casualidad las tres son de elevada importancia para Chihuahua.Va por tiempos. En primer lugar la noticia de la sentencia a varios miembros del ejército norteamericano, por su participación en la eliminación de distintos integrantes de los grupos criminales mexicanos, ejecuciones realizadas, no en Estados Unidos, sino en México, viene a sumarse a la cadena de denuncias e informaciones que acreditan, cada vez con mayor contundencia, la participación de elementos de las fuerzas armadas en el papel de sicarios, actuando como “ejército del bien” en la eliminación de los “malos”.
Michael
Apodaca, soldado de primera clase apostado en la base de Fort Bliss, en
El Paso Texas, fue contratado por el cártel de Juárez para matar a un
miembro de quien se había descubierto que era un informante. Más: “El
año pasado, un sargento del Ejército y un ex soldado fueron arrestados
en Texas tras haber acordado llevar a cabo un plan de asesinato con unos
hombres que creían que eran miembros del cártel de los Zetas, pero que
en verdad eran agentes encubiertos”. (Nota de dailyonmail.com, El Diario
de Juárez, 5/VIII/13).
Luego,
la eliminación de Gabino Salas Valenciano -apodado El Ingeniero- un
presunto narcotraficante a quien se le señala por ser el jefe del Cártel
de Sinaloa en la zona de Juárez y que se dice controlaba el Valle de
Juárez, luego que esta región fue el escenario del más violento de los
enfrentamientos entre los grupos criminales y que llevó a los municipios
de Praxedis G. Guerrero y Guadalupe Distrito Bravo a ostentarse como
los de más elevada tasa de ejecuciones en el país durante largos meses
-por encima de Juárez-, y que provocó una de las migraciones más
grandes.
Sin
embargo, todavía al momento de escribir estas líneas prevalece la
confusión acerca de los hechos en los que caería Salas Valenciano.
Primero se difundió la especie que había caído en un enfrentamiento de
presuntos delincuentes con el ejército, pero las versiones de los
vecinos del lugar en que cayó hablan de la persecución de un grupo de
personas armadas a otras dos que corrían, “luego se oyeron varias
detonaciones”. (Notas del Staff, El Diario de Juárez, 8, 9 y 10/VII/13).
También,
sin más detalles, se informó que había muerto en un enfrentamiento con
la policía municipal y que ésta había detenido a otras personas. La
cifra de detenidos variaría entre 2 y 4.
¿Por
qué será que cada que cae, ya sea detenido o eliminado, uno de los más
connotados jefes de los cárteles de la droga, la opacidad es el signo
distintivo?
Porque
si hacemos caso de la versión popular, y por las fotos del
levantamiento del cadáver se puede deducir que la persona caída era
perseguida por alguien que le disparó ¿Por detrás, por delante, cómo?
La
diferencia, como podemos coincidir, es enorme, si se trataba de
elementos de algún agrupamiento policiaco o militar, tenían la
obligación, si corría, de solamente detenerlo, no de acribillarlo, si es
que se encontraba de espaldas a los tiradores.
Más
aún, si era perseguido por individuos armados ¿Eran los policías
municipales -de Praxedis- o los federales, vestidos de civiles?
Más
adelante volveremos con el caso de Salas Valenciano, a propósito de la
tercera nota, la de la liberación de Rafael Caro Quintero, sin duda el
capo narcotraficante más conocido en el país antes de la aparición del
Chapo Guzmán.
Debieron
pasar 28 años e infinidad de procesos judiciales para que las
autoridades judiciales concedieran la razón a los abogados del
narcotraficante -y a éste sí le podemos endilgar tal calificativo,
debido a que recibió sentencias definitivas por tal delito- y
encontraran que se había violado del “debido proceso”, de manera
semejante a la de la francesa Florence Cassez.
Resulta
que las autoridades, las mexicanas y las norteamericanas, no
acreditaron la personalidad consular o diplomática de Enrique Camarena
Salazar, el agente de la DEA asesinado oficialmente por órdenes de Caro
Quintero, por lo que su homicidio debió ser atendido en el fuero común y
no en el federal, tal como había sucedido.
Ese
pequeño detalle es lo que le dio la libertad, pues por los otros
delitos que se le había sentenciado ya habían, no solo prescrito, sino
compurgado las penas emitidas.
Y
la garrafal falla judicial le permitió adquirir la libertad, después de
28 años de litigar su caso quien sabe cuántos abogados ¿De dónde habrán
salido los recursos económicos para sostener tan luenga y costosa
defensa?
Bueno,
pues esas fallas no solamente se cometían en aquel entonces, que nos
parece tan lejano. Salas Valenciano fue detenido en dos ocasiones, una
en 1999 acusado de homicidio, fue liberado; luego, en mayo del 2008, por
elementos del 20 Regimiento de Caballería Motorizada del Ejército
Mexicano quienes le aseguraron tres vehículos de lujo, así como armas de
fuego de grueso calibre y de uso exclusivo de las fuerzas armadas,
“cartuchos, 14 paquetes de mariguana con un peso de aproximadamente seis
kilos, radios de comunicación y una máquina para cortar papel moneda”.
(Nota del Staff, El Diario de Juárez, 9/VII/13).
Sin
embargo, fue liberado en octubre por el Tercer Tribunal Unitario “al
determinar que existían inconsistencias de tiempo, modo y lugar en su
detención. Esto basado en el parte rendido por los militares, ya que el
documento correspondiente al arresto presentaba una fecha y el examen
médico otra”.
¿Se
acuerdan cuando, repetidamente, insistimos en que las detenciones
efectuadas por las fuerzas armadas, seguidas por la celebración de
interrogatorios en las instalaciones militares eran ilegales y que sólo
llevaban a que los jueces y magistrados debieran liberar a los acusados
al paso de unos cuantos meses?
Bueno, pues ahí está uno de los “mejores” ejemplos de tales atropellos.
Y
es que, frecuentemente, los militares, al momento de hacer una
detención, en lugar de ponerlo a disposición -como dice la ley- de las
autoridades correspondientes, es decir, ante los agentes del ministerio
público, los trasladaban a las instalaciones militares en donde les
practicaban cuestionados interrogatorios, frecuentemente con el uso de
torturas físicas y mentales, según revelaban los detenidos al momento de
ser presentados ante los jueces varios días después de las detenciones.
Cansinamente
dijimos que no se podía usar la ilegalidad para combatir a los ilegales
¿Cuántas víctimas más caerían, por órdenes -presuntamente- de Salas
Valenciano, a su salida del penal en octubre de aquel fatídico 2008,
superado ampliamente por los tres años siguientes?
¿Cuánto
dolor nos habríamos evitado? ¿Cuántas familias no habrían pasado por lo
que pasaron a raíz de la demencial guerra sostenida por los Cárteles de
Sinaloa y Juárez en las tierras del antiguo Paso del Norte?
Además,
según las informaciones ofrecidas por las dependencias federales y
estatales, la trayectoria de Salas Valenciano es emblemática de lo
ocurrido al interior de los grupos criminales asentados en Juárez.
Cuando
los capos sinaloenses mantenían, no solo buenas relaciones, sino que
compartían territorios, influencias y mercados, era natural que sus
subordinados convivieran armónicamente y tuvieran pleno conocimiento de
las estructuras de cada uno de los grupos criminales.
Cuando
rompen, como sucede con todos los grupos humanos, unos deciden quedarse
en un grupo y otros lo abandonan. Así ocurrió con Salas Valenciano,
integrante del Cártel de Juárez inicialmente, luego optó por el de
Sinaloa, decisión que tiñó de sangre al Valle de Juárez en el que los
hombres de Carrillo Fuentes habían sido amos y señores.
La
agencia Strattfor asegura que en toda esa zona ya había alcanzado la
hegemonía el grupo del Chapo Guzmán, y que eso explicaría la abrupta
disminución de la ola homicida, de ahí que Salas Valenciano se hubiese
erigido como el “hombre fuerte” del Valle de Juárez.
Si
tales informaciones son ciertas, entonces concordarían con la versión
de la gente de Praxedis G. Guerrero que era perseguido, no por las
fuerzas del orden (por lo menos, no uniformadas) sino por integrantes
del grupo rival, quienes ahí lo abatieron, lo que nos llevaría a la
conclusión que la ola homicida puede agravarse en los próximos días.
Y nosotros sin información, sólo con las especulaciones y las deliberaciones que logramos hacer con la que está a la mano.