Published On:
Publicado por CONSENSO DELICIAS
La Cuauhtemiña
Cuando Cuauhtémoc Blanco llegó a la presidencia municipal de
Cuernavaca haciendo la pantomima de su famosa “cuauhtemiña” con la que
festejaba cada gol, el Partido Social Demócrata (PSD) era el más feliz,
pero también el gobernador Graco Ramírez, pues les alegraba la presencia
circense del jugador de futbol improvisado como político.
Para el gobierno morelense y para la gente del PSD, la llegada de
Blanco era una buena oportunidad para sacarle jugo a la figura popular
del deportista, porque además de ser atractiva, su inexperiencia les
prometía la posibilidad de manejar millones de pesos del presupuesto de
la ciudad capital y utilizarla de manera electoralmente redituable entre
la población.
Pero el oriundo del barrio chilango de Peralvillo dio muestras de que
no era un pelele y vio que la “cuauhtemiña” tenía tanto éxito electoral
como en las canchas de futbol.
Todas
las acusaciones en contra de Cuauhtémoc Blanco, como que su candidatura
fue comprada en 7 millones de pesos por el PSD, que era un “cachirul”
electoral porque no tenía la residencia en Cuernavaca –que exige la ley
para ser candidato– y que no atendía las urgencias de la ciudad, no
sirvieron para sacarlo de la cancha política.
Una tras otra, las acusaciones fueron invalidadas por las propias
autoridades, y en medio del escándalo fueron saliendo los intereses de
cada grupo.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) concedió al
exfutbolista la suspensión provisional 251/2016 contra el juicio
político que el Congreso de Morelos había aprobado en su contra; se
comprobó que la documentación que entregó el PSD de un supuesto contrato
con el futbolista era falsa, y el gobernador Graco Ramírez no pudo
sacar la tarjeta roja como quería para retirarlo de la jugada.
De esta manera, el PSD ya no pudo quedarse con el presupuesto de la
presidencia municipal, y el hijastro del gobernador, Rodrigo Gayosso
Cepeda, no pudo echar a Cuautémoc, quien le estaba haciendo marcaje
personal en sus aspiraciones para ser candidato a gobernador.
En medio del escándalo, el exfutbolista no sólo se reafirmó en la
presidencia municipal, sino que comenzó a trabajar también su
candidatura para la gubernatura.
La famosa “cuauhtemiña” que lo hizo famoso en las canchas de futbol y
que le redituó la victoria en su campaña por la presidencia municipal
resultó ser más efectiva que todas las estrategias políticas del PSD y
las presiones del gobernador Graco Ramírez, quien llegó a decir que
Blanco no “podía gobernar sólo con las piernas”.
Hoy Cuauthémoc Blanco es un héroe, y al salir triunfante de estas
patadas políticas se comprueba una vez más que la clase política
mexicana está más cerca del espectáculo que de las necesidades sociales,
que funciona más un acto circense que una propuesta, y que la población
elige más a sus representantes por percepción que por razonamientos.