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Publicado por CONSENSO DELICIAS
La farsa de López Obrador
En plena campaña presidencial rumbo al 2018, con el solapamiento del Instituto Nacional Electoral (INE), que en voz y acción de su mandamás Lorenzo Córdova Vianello ha sido incapaz de tocar su Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) con el pétalo de una multa, Andrés Manuel López Obrador continúa con su enloquecido sprint hacia Los Pinos, cual maratonista inexperto que se le despega en los kilómetros iniciales al pelotón de favoritos como si eso le fuera a ayudar la carrera, dejando a su paso un sinfín de incongruencias y sinsentidos que a la postre lo van a dejar nocaut de la contienda presidencial más temprano que tarde.
Lo llamativo durante la semana que recién concluye, aunque no tanto porque ya muchos comunicadores lo sabíamos desde que el tabasqueño pertenecía a las huestes del PRD —¿alguien recuerda que en 2012 alguien puso el dedo en la llaga señalando que “El Peje” no pagaba impuestos a través de sus asociaciones civiles Honestidad Valiente y Austeridad Republicana y que éste prácticamente se hizo como el tío Lolo a la hora de que se le exigió esclarecer el asunto?—, tiene que ver con un muy bien trabajado despacho periodístico-informativo publicado por el diario La Razón el lunes pasado, donde exhibe que el ahora adalid de la Morena se gasta anualmente 21 millones de pesos, dinero vaya usted a saber sacado de dónde (él jura y perjura que son caritativas aportaciones de sus militantes y simpatizantes) y que le ha servido para recorrer la república mexicana de cabo a rabo haciendo proselitismo y también para darse una gran vida que contrasta con los preceptos que cacarea hasta la saciedad en sus discursos.
Yo no sé ustedes, apreciables lectores, pero a mí me genera mucha desconfianza que un individuo se presente frente a las masas como un hombre austero y recargado a las causas populares, cuando en la realidad y a espaldas de los cientos de miles de simpatizantes que lo apoyan y que lo han mantenido durante todos estos años él vive incluso de manera más lujosa y ostentosa que el propio presidente de la república, a quien por cierto tanto crítica. Y los números ahí están, fríos y contundentes: mientras Enrique Peña Nieto percibe anualmente 1.7 millones de pesos centavos más centavos menos, míster López Obrador se mete a la bolsa, libres de polvo y paja, la friolera de 20.7 millones de pesos.
¡Inaudito!
Además, hay que agregar que mientras el primer mandatario, como el resto de todos los mexicanos, tiene que pagar impuetos sí o sí, el tabasqueño se las ha arreglado durante muchísimos años para verle la cara, a base de trampas y triquiñuelas legaloides, al Sistema de Administración Tributaria, órgano que no ha logrado recaudar un solo centavo de las arcas pejistas.
Yo no sé ustedes, apreciables lectores, pero a mí me genera mucha desconfianza que un individuo se presente frente a las masas como un hombre austero y recargado a las causas populares, cuando en la realidad y a espaldas de los cientos de miles de simpatizantes que lo apoyan y que lo han mantenido durante todos estos años él vive incluso de manera más lujosa y ostentosa que el propio presidente de la república, a quien por cierto tanto crítica. Y los números ahí están, fríos y contundentes: mientras Enrique Peña Nieto percibe anualmente 1.7 millones de pesos centavos más centavos menos, míster López Obrador se mete a la bolsa, libres de polvo y paja, la friolera de 20.7 millones de pesos.
¡Inaudito!
Además, hay que agregar que mientras el primer mandatario, como el resto de todos los mexicanos, tiene que pagar impuetos sí o sí, el tabasqueño se las ha arreglado durante muchísimos años para verle la cara, a base de trampas y triquiñuelas legaloides, al Sistema de Administración Tributaria, órgano que no ha logrado recaudar un solo centavo de las arcas pejistas.