Decenas de miles de personas, entre ellas más de 40 gobernantes de diversos países, ocuparon el centro de París el domingo en un acto de unidad nacional en homenaje a las 17 víctimas de tres días de terror.

Las secuelas de los ataques seguían en carne viva, luego de difundirse un video de uno de los asesinos muertos en las incursiones policiales, en el cual juraba lealtad al grupo Estado Islámico y explicaba en detalle cómo serían los ataques. También se vinculó un tercer ataque con Amedy Coulibaly, quien murió el viernes casi al mismo tiempo que los hermanos autores de la masacre en el semanario satírico Charlie Hebdo.
"Hoy, París es la capital del mundo", dijo el presidente francés Francois Hollande, "Todo nuestro país se elevará hacia algo mejor".
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y el presidente palestino Mahmud Abás estaban entre los asistentes, así como altos representantes de Rusia y Ucrania.
Se preveían actos en Londres, Madrid y Nueva York —todas víctimas de ataques por extremistas vinculados con Al-Qaida, así como en El Cairo, Sydney, Estocolmo, Tokio y otras ciudades.
"Todos somos Charlie, todos somos la policía, todos somos judíos de Francia", dijo el sábado el primer ministro de Francia, Manuel Valls, en referencia a las víctimas entre las que había empleados del semanario satírico Charlie Hebdo, compradores de un supermercado kosher y policías.
Los tres días de terror comenzaron el miércoles cuando un par de hombres enmascarados irrumpieron en la redacción del semanario, matando a 12 personas. La filial de al-Qaida en Yemen dijo que había dirigido el ataque para vengar el honor del profeta Mahoma, objetivo habitual de la publicación satírica. El jueves, otro pistolero mató a una policía en las afueras del país y el viernes, coincidieron las acciones de todos los atacantes.
Con los hermanos que asaltaron Charlie Hebdo atrincherados en una imprenta cerca del aeropuerto Charles de Gaulle, el tercer pistolero inició una crisis de rehenes en el interior de un supermercado kosher. Todo terminó al anochecer del viernes con incursiones casi simultáneas en los dos puntos que terminaron con la muerte de los tres atacantes. Cuatro personas que estaban retenidas en la tienda fallecieron.
"Espero que cuando termine el día de hoy todo el mundo esté unido. Todo el mundo, musulmanes, judíos, cristianos, budistas", dijo Zakaria Mumni, quien estaba en la plaza de la Republica a primera hora del domingo. "En primer lugar somos seres humanos y nadie merece ser asesinado así. Nadie".
Este fue el ataque terrorista con más víctimas en Francia en décadas y el país sigue en alerta máxima mientras los investigadores determinan si los atacantes formaban parte de una red extremista más grande. Más de 2.000 policías protegerán la manifestación del domingo, además de las decenas de miles que ya custodian sinagogas, mezquitas, escuelas y otros lugares en toda Francia.
"Esto no es el final para nosotros, no es el final", dijo Christophe Crepin, portavoz del sindicato policial UNSA. "Creo que hemos pasado una página, un poco como antes y después del 11-S".
En una conferencia internacional en India, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, dijo que el mundo se puso de parte del pueblo francés.
"Y estamos juntos no solo en la ira y en la indignación, sino en la solidaridad y el compromiso con la causa de enfrentar el extremismo y en la causa que tanto temen los extremistas y que siempre ha unido a nuestros países: la libertad", dijo Kerry.