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Publicado por CONSENSO DELICIAS
El gobernador del Estado César Duarte Jáquez quiso impresionar al Presidente Peña Nieto y quedó mal parado
Sin recato alguno, Duarte aseguró esta tarde de miércoles que las acciones y obras que su gobierno ha realizado con el apoyo del gobierno federal, no han generado deuda pública.
El mandatario estatal ejemplificó que la ampliación de la matrícula escolar en la educación media y superior, y la atracción de inversión pública en materia de gasoductos, no han influido en la deuda que registra su administración y que supera los 41 mil millones de pesos, de acuerdo a datos de la Secretaría de Hacienda.
Durante su discurso, Duarte de quejó de su desprestigio politico: “Hay que decirlo. Quienes pretenden regatear los avances y la decisión que usted ha impulsado, quieren mostrar que Juárez o Chihuahua no tienen resultados. Todo esto lo hemos hecho sin deuda pública gracias a su apoyo, señor presidente. No se ha endeudado Chihuahua”, expresó.
Datos de la Secretaría de Hacienda apuntan que la deuda de Chihuahua se triplicó entre los años 2010 y 2013, periodo en el que pasó de los 13 mil a los 41 mil millones de pesos.
En septiembre pasado la deuda creció aún más hasta convertirse Chihuahua en la entidad número uno del país con el mayor nivel de endeudamiento en relación al porcentaje de su Producto Interno Bruto.
Datos de la Secretaría de Hacienda indicaron que los pasivos de Chihuahua representaron 9 por ciento de su PIB.
Durante la intervención de Duarte, el presidente Peña Nieto estuvo serio, pensativo.
Por momentos recargaba el mentón sobre los dedos índice y pulgar de la mano derecha, y a veces cerraba el puño o intercambiaba algunos puntos de vista con el empresario Jaime Bermúdez Cuarón y con la empresaria Alejandra de la Vega Arizpe, a quien le cuestionó si su padre, Federico de la Vega Mattews, -mencionado por el gobernador- era el hombre sentado entre los secretarios Pedro Joaquín Coldwell y Jorge Carlos Ramírez Marín en la mesa del presidium.
En ocasiones miraba su reloj, bebía agua y volteaba a ver a los invitados a quienes respondía el saludo asintiendo con la cabeza y parpadeando.
Cuando Duarte Jáquez acentuaba algunas partes de su discurso elevando la voz, Peña Nieto ponía atención pero bajaba la cabeza, encojía el seño y miraba fijamente al gobernador.
En algunos puntos de la agenda no aguardaba a Duarte y se perdía entre la comitiva saludando a quienes le extendían la mano. Incluso del Parque Central al Hospital de la Mujer partieron en vehículos distintos.
Se les vio distantes y ese distanciamiento se reflejó cuando le reclamó al mandatario estatal que su discurso duró 27 minutos con 50 segundos.
En su intervención, Peña Nieto le reprochó dos veces a Duarte haber demorado tanto en su turno al micrófono.
Peña Nieto sólo se vio agusto cuando Duarte hizo referencia a los vitrales en la sede del gobierno estatal en esta frontera, asemejándolos a los vitrales de la Casa de Gobierno del Estado de México en Toluca, lo que el presidente saludó con una sonrisa.
El mandatario estatal ejemplificó que la ampliación de la matrícula escolar en la educación media y superior, y la atracción de inversión pública en materia de gasoductos, no han influido en la deuda que registra su administración y que supera los 41 mil millones de pesos, de acuerdo a datos de la Secretaría de Hacienda.
Durante su discurso, Duarte de quejó de su desprestigio politico: “Hay que decirlo. Quienes pretenden regatear los avances y la decisión que usted ha impulsado, quieren mostrar que Juárez o Chihuahua no tienen resultados. Todo esto lo hemos hecho sin deuda pública gracias a su apoyo, señor presidente. No se ha endeudado Chihuahua”, expresó.
Datos de la Secretaría de Hacienda apuntan que la deuda de Chihuahua se triplicó entre los años 2010 y 2013, periodo en el que pasó de los 13 mil a los 41 mil millones de pesos.
En septiembre pasado la deuda creció aún más hasta convertirse Chihuahua en la entidad número uno del país con el mayor nivel de endeudamiento en relación al porcentaje de su Producto Interno Bruto.
Datos de la Secretaría de Hacienda indicaron que los pasivos de Chihuahua representaron 9 por ciento de su PIB.
Durante la intervención de Duarte, el presidente Peña Nieto estuvo serio, pensativo.
Por momentos recargaba el mentón sobre los dedos índice y pulgar de la mano derecha, y a veces cerraba el puño o intercambiaba algunos puntos de vista con el empresario Jaime Bermúdez Cuarón y con la empresaria Alejandra de la Vega Arizpe, a quien le cuestionó si su padre, Federico de la Vega Mattews, -mencionado por el gobernador- era el hombre sentado entre los secretarios Pedro Joaquín Coldwell y Jorge Carlos Ramírez Marín en la mesa del presidium.
En ocasiones miraba su reloj, bebía agua y volteaba a ver a los invitados a quienes respondía el saludo asintiendo con la cabeza y parpadeando.
Cuando Duarte Jáquez acentuaba algunas partes de su discurso elevando la voz, Peña Nieto ponía atención pero bajaba la cabeza, encojía el seño y miraba fijamente al gobernador.
En algunos puntos de la agenda no aguardaba a Duarte y se perdía entre la comitiva saludando a quienes le extendían la mano. Incluso del Parque Central al Hospital de la Mujer partieron en vehículos distintos.
Se les vio distantes y ese distanciamiento se reflejó cuando le reclamó al mandatario estatal que su discurso duró 27 minutos con 50 segundos.
En su intervención, Peña Nieto le reprochó dos veces a Duarte haber demorado tanto en su turno al micrófono.
Peña Nieto sólo se vio agusto cuando Duarte hizo referencia a los vitrales en la sede del gobierno estatal en esta frontera, asemejándolos a los vitrales de la Casa de Gobierno del Estado de México en Toluca, lo que el presidente saludó con una sonrisa.