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Publicado por CONSENSO DELICIAS

Vi a Abarca disparar en la cabeza a Cardona, revelan a El País

"Sólo pedí que arrojaran mi cuerpo cerca de una carretera para que mi familia pudiera hallarlo", relata al rotativo español.

México.- Iguala "es el infierno", expresa Nicolás Mendoza Villa, quien relata como en 2013 el entonces alcalde José Luis Abarca Velázquez mataba de un tiro en la cabeza a su rival político, el ingeniero Arturo Hernández Cardona.
El exedil detenido en Iztapalapa, Distrito Federal, tras la desaparición de 43 normalistas el 26 de septiembre, es señalado como presunto responsable de la muerte de Arturo Hernández, Félix Rafael Bandera y Ángel Román Ramírez, así como el secuestro de dos campesinos y el asesinato de Justino Carvajal Salgado, sobrino del perredista Félix Salgado Macedonio.
El diario español El País recogió el testimonio de Mendoza Villa, quien la madrugada del 1 de junio de 2013 fue secuestrado, maniatado y torturado, junto con Cardona, líder de Unidad Popular, un movimiento de defensa de los campesinos.
En ese momento, Mendoza pensó que él sería el siguiente en morir.
"Sólo pedí que arrojaran mi cuerpo cerca de una carretera para que mi familia pudiera hallarlo", relata al rotativo español, que destaca: “El destino le deparó otra suerte”.
Y es que cuando lo llevaban para asesinarlo, logró escapar hacia el monte, convirtiéndose desde entonces en un fugitivo en su propia tierra, e incluso el narco ha puesto precio a su cabeza.
Mendoza tuvo abandonar Iguala, dispersar a su familia y vivir en la miseria.
“Su casa ha sido saqueada dos veces por los sicarios” y se sabe que es buscado para matarlo.
Él “es el único testigo que, antes de la tragedia de los estudiantes desaparecidos, se atrevió a declarar contra Abarca y revelar su vínculo con el narco”.
Ese testimonio clave hoy es base a la acusación de la Procuraduría General de la República contra Abarca, por el asesinato de Hernández Cardona y que pesa en su orden de detención.
Mendoza, apoyado por organizaciones humanitarias, habla por primera vez con un periodista, tras la captura de José Luis Abarca, y su esposa María de los Ángeles Pineda.
Pero el relato lo hace a duras penas. No confía en nadie, dice El País.
"En esta vida solo me queda huir", lamenta. sentado en un rincón de un bar cualquiera. “Apenas sabe leer o escribir. Su historia, espaciada por tensos silencios, es la que sigue”.
Él es originario de Chilpancingo y trabajó durante años como agricultor antes de ponerse al servicio del ingeniero Hernández Cardona como chofer.
Relata que el jueves por la tarde del 30 de mayo de 2013, conducía una camioneta por la carretera de Iguala.
Viajaban en el vehículo también Hernández Cardona y seis miembros de Unidad Popular. “Venían de uno de sus actos de protesta contra el alcalde Abarca”.
Entonces, un Jeep les cortó el paso y 6 sujetos armados descendieron y a punta de pistola los hicieron bajar de la camioneta.
“Nada más pisar el asfalto, el ingeniero, un político con fama de indomable, recibió un balazo en la pierna derecha. No querían resistencia. Luego vinieron siete tiros al aire y la orden de volver al coche. Empezaba el secuestro”, relató.
Los sicarios los llevaron maniatados hasta un paraje en las afueras de Iguala. No estaban solos. En el lugar había otros secuestrados. Las torturas comenzaron esa misma noche. Primero, un interrogador les inquiría uno a uno.
El calvario se prolongó el viernes. cuando tres de los secuestrados que encontraron al llegar fueron asesinados. "A uno le cortaron la cabeza con un machete", explica.
Y esa noche hizo su primera aparición el alcalde Abarca.
"Nos miraba mientras nos golpeaban, sin decir nada, solo bebiendo cerveza".
Por la madrugada Abarca volvió a otra sesión de tortura. Fue entonces cuando se acercó al líder de Unidad Popular. Le ofreció un botellín de cerveza. El ingeniero lo rechazó. A unos 10 metros había unas fosas que los sicarios habían excavado esa tarde. Todos sabían lo que significaban.
"Abarca ordenó que llevaran al ingeniero a la fosa. Allí le empezó a decir: '¿Por qué me pintas el Ayuntamiento, eh? Ya que tanto me estás chingando, me voy a dar el gusto de matarte". Hernández Cardona intentó permanecer de pie, callado.
"Vi cómo Abarca le apuntaba a la cabeza, en la mejilla izquierda, y le disparaba. Una vez caído en la fosa, le volvió a disparar", relató.
Y luego del crimen, una fuerte lluvia se derramó sobre aquel paraje.
Entonces el pánico se apoderó del resto de secuestrados. Y Rafael Banderas intentó huir, pero fue alcanzado y liquidado. El resto se apretujó bajo la lona que les protegía del aguacero que caía." Aún no era su hora", dijo.
Cuando uno de los secuestrados intentó huir y fue asesinado, Mendoza aprovechó para escaparse.
"Me metí entre los árboles, escuché seis disparos, pero no paré, creía que me alcanzaban, pero no me persiguieron. Pasamos ocho horas ocultos, hasta que paramos un coche que nos llevó a Iguala", donde se dispersaron.
Mientras los otros no han vuelto a aparecer, solo Mendoza Villa se ha atrevido, y con ayuda de la viuda de Hernández Cardona, prestó declaración jurada de lo ocurrido.
"Mendoza Villa tiene 44 años, esposa y cuatro hijos. Durante su narración, varias veces, ha dudado en seguir. Teme a Abarca y lo que significa, incluso preso."
Cuestionado sobre si piensa volver a Iguala, algún día, responde: "Jamás. Eso es el infierno".

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