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Publicado por CONSENSO DELICIAS
Crónica: "¡Justicia, justicia!", gritaron en el Zócalo capitalino
Así respondió la sociedad, tras la conferencia de prensa deJesús Murillo Karam, quien sugirió, que los muchachos fueron asesinados e incinerados por el narco.
México.- Todo comenzó antes de las 17:00 horas. Alrededor de 400 personas acudieron al zócalo capitalino, se acostaron en el suelo con el rostro cubierto con fotografías de 43 estudiantes de la Normal Isidro Burgos, desaparecidos desde el pasado 26 de septiembre en Iguala, Guerrero.
Al levantarse gritaron: ¡vivos se los llevaron, vivos los queremos! Luego hicieron un pase de lista con el nombre de los 43 jóvenes desaparecidos.
En el ambiente se sentía la rabia, la indignación, el coraje. Observar a las personas tendidas en la plancha del zócalo durante un minuto, hacía que en la garganta se sintiera un nudo y que las lágrimas comenzaran a asomarse en varias personas.
El acto se difundió de inmediato por redes sociales, donde se convocó a una marcha que saldría a las 20:00 horas, de la Procuraduría General de la República (PGR), en Paseo de la Reforma, al Zócalo capitalino.
En el lugar una camioneta blanca, que se equipo con altoparlantes, volvía a repetir el pase de lista. Luego se escuchaban las consignas: “Fue el Estado, fue el Estado”. “Estado fascista, asesinas normalistas, Estado farsante asesinas estudiantes”. “Por qué, por qué nos asesinan si somos la esperanza de América Latina”.
Poco a poco, la gente comenzó a llegar. Niños, acompañados de sus padres, jóvenes acompañados de otros jóvenes, ancianos, grupos de 20 a 40 personas caminaron hacia la PGR. Reforma se fue llenado, de rabia. En el piso, la gente escribía pancartas y consignas.
Una joven mujer se desnudo el torso y en su pecho escribió: “Ni uno más”. Luego en letras rojas el número 43. Mientras tanto, el edificio de la PGR lucia desolado. Una familia con una manta que decía: “En México si estudio ME MATAN, si no estudio soy PRESIDENTE”, se colocó frente a la entrada principal de la procuraduría. En una cartulina anaranjada escribieron “¡México ya se cansó RENUNCIEN!”.
La respuesta de la sociedad fue producto de la conferencia de prensa que el procurador Jesús Murillo Karam ofreció el pasado viernes, cuando sugirió, que los muchachos fueron asesinados e incinerados por el narco, de modo que no se trata de un crimen de Estado.
Sin embargo, la pregunta surge implacable ¿por qué el sacerdote Alejandro Solalinde supo lo que Murillo Karam anunció un mes después?
Ese mismo día, padres de familia de los 43 desaparecidos señalaron que el procurador espetó: “Estoy cansado de tantos regaños, de que me estén reclamando que no hago bien mi trabajo.”
Tal vez, por eso, durante la marcha nocturna de este sábado se podían leer pancartas con leyendas como: “Yo no me canso de luchar por mi pueblo”, “Yo ya me cansé, pero del miedo”, “Si estas cansado renuncia”.
Pronto miles de personas volvieron a caminar sobre reforma. A las 20:30 horas, la camioneta blanca comenzó su andar. El monumento a Cuauhtémoc, se vistió de azul y en su base se leía una manta “basta de gobiernos corruptos”.
En los costados, la gente con veladoras aplaudía el paso de los marchistas, luego se sumaban a la manifestación. En el hemiciclo a Juárez, una mujer arrojó un globo con pintura roja y se alejó gritando “Está es la sangre de los estudiantes maldito gobierno”.
Cada paso, cada grito, reflejaba la rabia e indignación de una sociedad cansada de tanta violencia. Un hombre que parecía profesor, comenta a un joven: “Ya no confiamos en esta autoridad, lo que se debe pedir es la Intervención de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), para que metan a todos los cabrones políticos que están involucrados.”
A las 21:40 horas, la vanguardia llegó a la plaza de la constitución. Al entrar el grito fue unánime: ¡Fuera Peña! y ¡justicia!. Durante 40 minutos, cientos de personas ingresaron a la plancha del zócalo.
A las 10 de la noche, gente con banderas rojas que tenían marcada las letras PC derribaron las vallas que impedían acercarse a Palacio Nacional. Tenían tanta furia contenida que exigían justicia.
Otros les reclamaron y dijeron que no eran iguales a Peña Nieto. Por respuesta, les gritaron: “Estamos hasta la madre”, e incitaban a la gente para que se acercara.
Los ánimos subieron de tono. La gente comenzó a corear “asesinos, asesinos”.
Luego los de las banderas rojas comenzaron a gritar: “si el Estado nos mata reaccionaremos con violencia”.
Tres guardias del Estado Mayor Presidencial que custodiaban la puerta se retiraron.
Pronto, un sujeto de aproximadamente 20 años y de 1.65 de estatura se acercó a la puerta de Palacio y comenzó a arrojar cuanto objeto tuviera a la mano.
Las vallas sucumbieron ante la presión de la gente, que quería sacar la mejor fotografía con su teléfono o cámara. Los representantes de los medios también se congregaron ante este acto.
Muy atrás, en el centro de la explana, cientos de personas se acostaron durante un minuto para simbolizar a los 43 desaparecidos. Se pusieron de pie y corearon ¡justicia, justicia! Desde el fondo muchos gritaban “no a la violencia”.
Al frente, un grupo de encapuchados utilizó las vallas como arietes e intentó derribar la puerta principal del Palacio.
No lo consiguieron. Entonces comenzaron a aventar cohetones. Luego petardos. Por último, le prendieron fuego. La multitud se enardeció.
Con mayor fuerza gritaban y coreaban el grito de asesino. Pero, un sistema antiincendios con el que cuenta la puerta impidió que las llamas se propagaran.
La violencia de los alrededor de 20 sujetos, continúo por 40 minutos. A las 22:40, un grupo de elementos del Estado Mayor Presidencial EMP salió.
Se enfrentaron a los violentos y lograron restablecer la valla. Durante 10 o 15 minutos los guardias se enfrentaron con los encapuchados con piedras.
El Zócalo comenzó a vaciarse.
Fue entonces que aproximadamente 300 granaderos de la Policía Federal y los elementos del EMP persiguieron a manifestantes.
A las 23:00 horas, el zócalo quedó vació.
Un joven de aproximadamente 23 años de edad quedó tendido en el suelo, luego de que un granadero lo derribara. El joven olía a alcohol.
Otro más, recibió un golpe en la nariz. No quiso decir su nombre. Se observó a al menos tres detenidos.
Algunas personas refirieron que los granaderos persiguieron a personas hasta el eje central.
También señalan que en algunos casos se metieron a las cantinas y bares que se ubican sobre la calle de Madero.
Los que gritaron “acción directa y resistencia", lo consiguieron una vez más: Una marcha pacífica en exigencia de justicia se manchó con violencia.