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Publicado por CONSENSO DELICIAS
Desarrollan cientificos de E.U.A., México y Suiza vaginas y narices de laboratorio
Científicos de Estados Unidos, México
y Suiza desarrollaron órganos reproductores y cartílago nasal en
laboratorios, y lograron implantarlos de manera exitosa en pacientes,
según dos estudios dados a conocer el jueves en The Lancet.
No es la primera vez que los científicos han desarrollado partes del
cuerpo; en esencia, crear órganos donde antes no había ninguno. La
diferencia en estos casos es el tamaño y la complejidad de los órganos.
"Este es un avance hacia incluso
órganos que presenten un mayor reto", dijo Ivan Martin, un pofesor de
ingeniería de tejidos del Hospital de la Universidad de Basilea en
Suiza, y coautor del estudio del cartílago nasal.
"Todos estos pasos graduales finalmente han demostrado que es posible crear tejidos que puedan ayudar a los pacientes".
La creación de tejido se ha centrado ante todo en reparar lo
siguiente: piel quemada, músculo rasgado durante un accidente, una
vejiga disfuncional. Los recientes avances van más allá de la reparación
hacia la substitución.
Uno de los dos nuevos estudios involucra a un grupo de cuatro pacientes adolescentes
que nacieron con una enfermedad poco común llamada síndrome de
Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser. Las pacientes o no tenían útero o lo
tenían deforme, no tenían vagina o dicho órgano no estaba bien formado, o
tenían alguna otra disfunción.
El proceso de recrear sus sistemas reproductores no es tan simple como parece.
Inicia cuando los científicos crean una estructura en tercera
dimensión que refleja las dimensiones de los órganos que los pacientes
no tienen. Luego toman pequeñas muestras del músculo y tejido de los
pacientes, y extraen células.
Esas células luego se usan para "sembrar" (o esparcirse) sobre varias
superficies de los patrones en tercera dimensión, donde se desarrollan
durante algunas semanas fuera del cuerpo.
"Aquí no se trata de un órgano defectuoso que aumentas, o algo que
pones entre los dos lugares", dijo el Dr. Anthony Atala, director del
"Instituto Wake Forest de medicina regenerativa" y autor principal del
estudio sobre el órgano vaginal. "Tuvimos que crear el órgano. Lo
introdujimos de nuevo".
Las estructuras celulares del órgano sirven para múltiples
propósitos: proporcionan un armazón sobre el que el nuevo órgano puede
desarrollarse. También son hechos utilizando un material que, con el
tiempo, se incorpora al cuerpo. La estructura es absorbida lentamente
mientras que las células sembradas continúan desarrollándose.
Es un proceso delicado y complicado que, si se realiza de forma
adecuada, tiene como resultado un órgano que funciona perfectamente
bien.
"El cuerpo reconoce el órgano como si fuera propio", dijo Atala,
presidente del departamento de urología en la Universidad Wake Forest.
"Y al igual que con los órganos normales, estos órganos crecen (con los
pacientes)".
El término "normal", para los pacientes en el estudio de Atala,
implica que hay órganos reproductores estructuralmente intactos y
funcionales. Las cuatro pacientes en el estudio completaron encuestas
que indicaban niveles normales de deseo, excitación, lubricación,
orgasmo y coito sin dolor. Para dos de las pacientes, con los nuevos
órganos también les vino la menstruación, lo que significa que hay
ovulación y la posibilidad de reproducción.
Tan importante como el hecho que el nuevo órgano esté
estructuralmente intacto es el uso de células autólogas (del mismo
organismo) para crear el tejido. Las células autólogas previenen que el
cuerpo trate a los órganos como agentes extraños, un problema delicado
cuando se trata de la donación de órganos.
Hay una gran necesidad de que exista tejido fácilmente disponible
para reemplazar o reparar partes del cuerpo que estén dañadas o
afectadas por alguna enfermedad, según un editorial acerca de los
estudios, también publicado en The Lancet. "El campo de la creación de
tejido, el cual se está desarrollando a pasos agigantados, podría
ofrecer soluciones innovadoras", escriben los autores del editorial.
Otra necesidad clínica es la de crear cartílago viable; podría
decirse que este es uno de los tejidos más difíciles de crear en el
ambiente de un laboratorio.
En el segundo estudio publicado en The Lancet,
a cinco pacientes de edad avanzada les quitaron trozos de tejido nasal
de tamaño considerable luego de una operación para extirpar un tumor
cancerígeno. Normalmente, los cirujanos utilizarían cartílago de la
oreja, costillas o el tabique para reconstruir el área; éste es un
proceso intrínsecamente doloroso.
En lugar de enfocarse en otras áreas del cuerpo para la
reconstrucción, estos científicos cuidadosamente extirparon una sección
de tejido, aproximadamente del tamaño de la punta de un bolígrafo, del
tabique nasal del paciente, y permitieron que se multiplicara.
Así como fue hecho en el estudio del órgano vaginal, los científicos
luego sembraron células septales en un patrón hasta que formaron una
capa delgada de cartílago. El cartílago que fue creado más adelante se
colocó dentro de la herida y se desarrolló ahí.
Lo que ha emocionado a los científicos involucrados en este estudio
es que los pacientes salieron del procedimiento con su estructura,
función y estética nasal intacta. Los científicos también pudieron
utilizar tejido que tomaron de la biopsia que era 40 veces más pequeño
de lo que sería durante una reconstrucción convencional.
En ambos estudios, prácticamente no hubo complicación alguna, incluso después de años de seguimiento.
Los estudios modelo como este se ven afectados por el tamaño: los
estudios que involucran tan pocos pacientes no son concluyentes. Estos
resultados piden a gritos una mayor confirmación.
Aun así, el campo tiene la esperanza de que un grupo más amplio de
pacientes algún día se pueda beneficiar de estos hallazgos: mujeres
cuyos sistemas reproductores están dañados debido a un trauma o al
cáncer, o los pacientes que necesiten un reemplazo de cartílago en la
rodilla u otras partes.
Martini está especialmente emocionado por el avance. Hace más o menos
20 años, dijo, la imagen de una oreja creada que había sido injertada
en la espalda de un ratón generó la esperanza de que los órganos creados
en laboratorio, para esta época, serían comúnmente usados clínicamente.
Desde entonces, dijo, ha habido algunas dificultades, pero estudios recientes han resucitado ese progreso.
"Todo se consideraba demasiado fácil hace 20 años", dijo Martin. "Pero lo logramos; las cosas están sucediendo ahora".
"La creación de tejido finalmente está demostrando que puede cumplir con las expectativas".
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