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Publicado por CONSENSO DELICIAS
Perdió a esposo, hijo y el otro está grave luego de la tragedia del Aeroshow
Cuando la multitud vio sobre ella las enormes llantas de la troca monstruo, trató de correr hacia adelante “porque ahí estaban sentados los niños para apreciar mejor el espectáculo”.
Quienes intentaron correr hacia los extremos, no pudieron porque la
gente era demasiada y porque ésta corrió en sentido contrario, para
tratar de salvar a sus pequeños.
Ángeles Piña Rodríguez se encontraba entre dos camionetas y al lado estaba su esposo Héctor Renova Ortiz y sus dos hijos, José Ángel y Joel Antonio de 12 y 8 años. Las llantas, la camioneta completa, cayó sobre ellos. Ángeles jaló a su hijo más grande, José Ángel, pero una de las llantas se lo arrebató y lo aplastó. Hasta ahora, no logra entender cómo es que ella sobrevivió.
Héctor Renova cubrió a su hijo pequeño, Joel Antonio. Implacable, la troca monstruo también pasó sobre el padre de familia. Fue uno de los primeros nombres de la lista oficial de personas fallecidas.
La mamá y sus dos hijos fueron rescatados y trasladados al hospital Cima, pero en el trayecto murió José Ángel, su cuerpo quedó casi destrozado. El más pequeño se debate entre la vida y la muerte.
“Que no se vaya mi hijo, es todo lo que me queda para seguir”, lloraba y expresaba devastada, en el nosocomio.
El viernes pasado, la familia Renova Piña, acudió al evento Extremo Aeroshow y acordó regresar al siguiente día para ver el espectáculo de las trocas monstruo. Acudieron para convivir en familia como lo hacían comúnmente, pero su día se convirtió en la peor tragedia que hubiesen vivido.
Los rostros cargados de miradas perdidas, dolor e impotencia, se encontraban en el hospital, donde familias completa esperaban noticias de los pacientes heridos. Ahí rezaron, lloraron, se indignaron y muy pocas voces se atrevieron la noche del sábado, a exigir justicia, el dolor rebasó a todos.
Ángeles se fracturó el brazo derecho y se lastimó una rodilla, fue dada de alta de inmediato. Pasó toda la noche en el hospital en espera de la noticia esperanzadora, la que la mantendría de pie, sólo quería escuchar que su hijo más pequeño, viviría.
Joel recibió un fuerte golpe en la cabeza y en tuvo traumatismo toráxico. Los médicos le habían dicho que esperarían a que se desinflamara la cabeza para intervenirlo quirúrgicamente y así pasó la noche.
La mañana del domingo, le informaron que no requeriría cirugía y sólo le realizarían una tomografía para determinar el procedimiento médico, la esperanza de que continuara con vida aumento, aunque todavía se encuentra en estado grave.
Alrededor de las 11 de la mañana del domingo, y con la buena noticia, Ángeles Piña fue trasladada a la funeraria Prisciliano Lozoya, para estar con su esposo y su otro hijo.
Ahí, permaneció en una silla junto al féretro de Héctor, su compañero de más de una década, con quien compartió el sueño de tener una familia.
Él era técnico de mantenimiento en la empresa Bafar, su suegra Elena Rodríguez y los amigos del matrimonio, lo recuerdan como un hombre trabajador que le gustaba convivir con su familia y ese era su mejor pasatiempo.
“¿Por qué te fuiste?, ´¿por qué tú?, si se suponía que tú me tenías que enterrar a mí. Mi amor, mi amorcito”, retumbaban y taladraban las palabras de Ángeles, en el corazón y cabeza de sus seres queridos.
Más tarde, llegó el cuerpo de su hijo y el dolor incrementó. Ella se aferró al ataúd y no dejó de expresar lo que significan en su vida, mientras su corazón dividido, continúa en la espera de que le informen que su hijo Joel, está fuera de peligro.
Ángeles Piña Rodríguez se encontraba entre dos camionetas y al lado estaba su esposo Héctor Renova Ortiz y sus dos hijos, José Ángel y Joel Antonio de 12 y 8 años. Las llantas, la camioneta completa, cayó sobre ellos. Ángeles jaló a su hijo más grande, José Ángel, pero una de las llantas se lo arrebató y lo aplastó. Hasta ahora, no logra entender cómo es que ella sobrevivió.
Héctor Renova cubrió a su hijo pequeño, Joel Antonio. Implacable, la troca monstruo también pasó sobre el padre de familia. Fue uno de los primeros nombres de la lista oficial de personas fallecidas.
La mamá y sus dos hijos fueron rescatados y trasladados al hospital Cima, pero en el trayecto murió José Ángel, su cuerpo quedó casi destrozado. El más pequeño se debate entre la vida y la muerte.
“Que no se vaya mi hijo, es todo lo que me queda para seguir”, lloraba y expresaba devastada, en el nosocomio.
El viernes pasado, la familia Renova Piña, acudió al evento Extremo Aeroshow y acordó regresar al siguiente día para ver el espectáculo de las trocas monstruo. Acudieron para convivir en familia como lo hacían comúnmente, pero su día se convirtió en la peor tragedia que hubiesen vivido.
Los rostros cargados de miradas perdidas, dolor e impotencia, se encontraban en el hospital, donde familias completa esperaban noticias de los pacientes heridos. Ahí rezaron, lloraron, se indignaron y muy pocas voces se atrevieron la noche del sábado, a exigir justicia, el dolor rebasó a todos.
Ángeles se fracturó el brazo derecho y se lastimó una rodilla, fue dada de alta de inmediato. Pasó toda la noche en el hospital en espera de la noticia esperanzadora, la que la mantendría de pie, sólo quería escuchar que su hijo más pequeño, viviría.
Joel recibió un fuerte golpe en la cabeza y en tuvo traumatismo toráxico. Los médicos le habían dicho que esperarían a que se desinflamara la cabeza para intervenirlo quirúrgicamente y así pasó la noche.
La mañana del domingo, le informaron que no requeriría cirugía y sólo le realizarían una tomografía para determinar el procedimiento médico, la esperanza de que continuara con vida aumento, aunque todavía se encuentra en estado grave.
Alrededor de las 11 de la mañana del domingo, y con la buena noticia, Ángeles Piña fue trasladada a la funeraria Prisciliano Lozoya, para estar con su esposo y su otro hijo.
Ahí, permaneció en una silla junto al féretro de Héctor, su compañero de más de una década, con quien compartió el sueño de tener una familia.
Él era técnico de mantenimiento en la empresa Bafar, su suegra Elena Rodríguez y los amigos del matrimonio, lo recuerdan como un hombre trabajador que le gustaba convivir con su familia y ese era su mejor pasatiempo.
“¿Por qué te fuiste?, ´¿por qué tú?, si se suponía que tú me tenías que enterrar a mí. Mi amor, mi amorcito”, retumbaban y taladraban las palabras de Ángeles, en el corazón y cabeza de sus seres queridos.
Más tarde, llegó el cuerpo de su hijo y el dolor incrementó. Ella se aferró al ataúd y no dejó de expresar lo que significan en su vida, mientras su corazón dividido, continúa en la espera de que le informen que su hijo Joel, está fuera de peligro.