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Publicado por CONSENSO DELICIAS
La captura de ‘El Chapo’ (II)
Las verdades sobre hechos que llevaron a la tercera captura de
Joaquín “El Chapo” Guzmán que decidió hacer públicas el gobierno
federal, trivializaron la cacería que unidades de élite de la Marina
realizaron durante tres meses contra el criminal y paradójicamente
alimentaron su leyenda. La narrativa del gobierno dejó que corriera la
especie que trató de escapar por una alcantarilla –fortaleciendo la idea
de que es el genio de los túneles-, y que el quiebre definitivo para
encontrarlo fue porque quería hacer una autobiografía para cine –lo que
le adjudica un ego que jamás había mostrado-. ¿Restarle méritos a la
Marina ayuda al presidente Enrique Peña Nieto a dar un bálsamo al
Ejército que en la Sierra de Durango, a donde se escapó “El Chapo”,
nunca hubiera sido capaz de detenerlo? O ¿acaso ocultan con medias
verdades detalles de una investigación cuyo conocimiento será más
costosa que benéfica y demostraría debilidades institucionales?
La
tercera captura de “El Chapo” se dio por la suma de factores que
incluyen violaciones a la ley, suerte y, sin menoscabo alguno, al
trabajo de los comandos de la Marina bajo las órdenes de uno de sus
jefes legendarios, el Comandante Águila, que junto con siete capitanes
altamente capacitados no salieron de la Sierra de Durango y Sinaloa
durante estos tres meses de caza de Guzmán, desarrollando dos tipos de
estrategia que finalmente les permitió ponerle la mano encima.
Funcionarios federales dijeron que Guzmán llegó a Los Mochis después de
haber huido desde Tamazula y Pueblo Nuevo, un municipio en el sur de
Durango, que tiene como cabecera El Salto, donde dos meses antes de que
iniciara la operación de la Marina en esa zona, se había dado una
inusitada presencia del Ejército que, sin explicación alguna, había
establecido retenes y cerrado caminos que impedían viajar directamente a
donde se encontraba Guzmán.
Esa información militar no fue
compartida dentro del gobierno federal, y tampoco se sabe si fue
proporcionada al secretario de la Defensa, general Salvador Cienfuegos.
Fuentes de la Marina recordaron varias veces durante todo este tiempo
cómo en algunas zonas del país, los soldados son un obstáculo mayor que
apoyo. Los comandos de la Marina llegaron a Tamazula por información de
inteligencia de comunicaciones interceptadas al entorno familiar de
Guzmán, según funcionarios federales, a la que a su vez accedieron a
través de la red de vínculos que pudieron establecer los agentes
ministeriales de la PGR a partir del teléfono del principal abogado de
“El Chapo”, el sinaloense Óscar Manuel Gómez Núñez, quien en una ficha
que entregó el gobierno a senadores sobre el primer entorno del
criminal, lo identifican como “el operador y organizador de la evasión”.
Gómez
Núñez fue detenido a finales de octubre en la ciudad de México acusado
de haber participado en la fuga. Pero casi un mes antes, el abogado
había sido detenido por agentes ministeriales, quienes lo llevaron a
declarar a la Subprocuraduría
Especializada en Delitos de la Delincuencia Organizada. El problema de esa declaración, admitió una fuente federal, es que los agentes procedieron sin una orden de presentación o aprehensión. “Lo tuvimos que soltar”, agregó la fuente, “porque de haber incorporado su declaración en el expediente, al haberse violado la ley, se habría caído el caso”. No obstante, mientras declaraba Gómez Núñez se pidió una orden al juez para que pudieran extraer toda la información que llevaba en los nueve teléfonos que llevaba en el momento en que fue ilegalmente detenido. El juez obsequió la orden.
Especializada en Delitos de la Delincuencia Organizada. El problema de esa declaración, admitió una fuente federal, es que los agentes procedieron sin una orden de presentación o aprehensión. “Lo tuvimos que soltar”, agregó la fuente, “porque de haber incorporado su declaración en el expediente, al haberse violado la ley, se habría caído el caso”. No obstante, mientras declaraba Gómez Núñez se pidió una orden al juez para que pudieran extraer toda la información que llevaba en los nueve teléfonos que llevaba en el momento en que fue ilegalmente detenido. El juez obsequió la orden.
Esa ilegalidad propició que desde los primeros días de
la fuga se empezara a rastrear la ruta de su escape, e impedir que, como
en la primera evasión del penal de Puente Grande en 2001, no supieran
ni a dónde se había dirigido, ni en dónde se escondía. La información
extraída de esos teléfonos permitió a la PGR descubrir el mapa de la
fuga. Mediante la red de vínculos se encontró al núcleo de seis personas
que participaron directamente en la planeación y ejecución de la
evasión desde el exterior del penal.
Una persona fue de alto
valor para saber a dónde se había dirigido “El Chapo” después de
escaparse, Héctor Ramón Takashima Valenzuela, un piloto de toda
confianza de Guzmán, que preparó la logística para trasladarlo en una
avioneta destartalada y sin matrícula desde la Quinta Palos en San Juan
del Río a Culiacancito, una pequeña población a escasos 15 kilómetros de
Culiacán, en donde se bajó otro de los operadores de la fuga, su cuñado
Édgar Coronel Aispuro, mientras se reabastecía la nave para seguir el
viaje final a la Sierra de Durango la madrugada del 12 de julio. La red
de vínculos en los teléfonos del abogado llevó a más números en Sinaloa.
Uno de los que fue clave para focalizar la persecución y encontrar
casas de seguridad fue la del sobrino de “El Chapo”, Aureliano Guzmán
Araujo, capturado en Culiacán a finales de octubre pasado. Guzmán Araujo
era el responsable de todo el aparato de comunicaciones de la facción
vinculada a su tío en el Cártel del Pacífico. La información que produjo
esa red permitió identificar todas las casas del entorno más cercano de
Guzmán en Culiacán y cortarle las posibilidades de apoyo en su carrera
por la Sierra de Durango. Los cateos llevaron a más casas de seguridad,
una de ellas la de Los Mochis, donde finalmente lo encajonaron. Hasta
allí los llevo la estrategia para forzarlo fuerza de la sierra, de lo
que se hablará en la próxima entrega.