Google se ha propuesto limitar la acción de los videos preactivados. El primer paso ha sido, que la reproducción de archivos multimedia no se iniciará hasta que activemos por primera vez la página en la que se encuentran.
De esta manera, se busca que el usuario tenga el control sobre la reproducción de este tipo de archivos, y que la experiencia de abrir varias pestañas a la vez no se convierta en una caótica cacofonía de sonidos.
Por otro lado, ya hay quien ve en esta decisión una maniobra estratégica orientada a evitar que la competencia obtenga visitas.
La publicación de videos a través de Facebook y Twitter ha proliferado mucho, y la reproducción automática de material audiovisual activada por defecto favorece la atracción de tráfico para los servicios de vídeo de ambas empresas. “Capar” la reproducción automática en el navegador puede ser un buen método para preservar el liderazgo de YouTube y frenar el crecimiento de la competencia.