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Publicado por CONSENSO DELICIAS
Mancera: declaración patrimonial simulada
La memoria corta es uno de los múltiples problemas de los políticos
mexicanos. No bien se conocieron los efectos del ejercicio de
“transparencia” de Enrique Peña Nieto al hacer “pública” su declaración
patrimonial. Ello por lo absurdo de su contenido (herencias y omisiones
por todos lados) que tuvo más perjuicios que beneficios en la percepción
de la sociedad sobre su persona y su gobierno. Ahora, en una nueva
edición peor, o en el mejor de los casos igual que EPN, el jefe de
gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera anuncia un acto
similar. Lo hace mal y de malas. Veamos.
Primero. Lo que publica Mancera y su gabinete es una ofensa a la
inteligencia de la sociedad en virtud de tres razones: a) No identifican
la totalidad de sus bienes muebles e inmuebles que constituyen su
patrimonio; b) La vaguedad con que anuncian sus propiedades. No es lo
mismo tener una casa de 10 millones de pesos que una de 500 mil. Esta
diferencia no se puede hacer con el núcleo informativo que dan a conocer
a la sociedad el gobierno de los chuchos del PRD; y c) Esta mascarada
se convierte en un acto de simulación que en lugar de dejar satisfecha a
la sociedad, se queda con furia y enojo por esa tomadura de pelo. La
publicidad o difusión de las declaraciones patrimoniales de los
servidores tienen el propósito de dar seguimiento a la evolución de su
patrimonio antes, durante y después del ejercicio público. Por esta
razón a mayores detalles mayor posibilidad de hacer un escrutinio sobre
el proceder de los gobernantes. Por el contrario, ejercicios como el de
Mancera y su gabinete tienen, en los hechos, un efecto, bumerang que les
pega en su credibilidad y en la percepción de legitimidad por
resultados de cara a la opinión pública.
Segundo. Es verdad que la ley le permite a Mancera y a su gabinete
mantener en sigilo su patrimonio bajo el amparo de la malentendida
“confidencialidad” que pervive en la ley. Lo es también que el propio
Mancera, sin estar obligado legalmente, aunque sí moralmente, a hacer
público su patrimonio hubiera hecho de ese acto una oportunidad para
deslindarse de las formas y modos de hacer política ficción de EPN. No
lo hizo. Al contrario, por razones que no entiendo hasta el simulacro de
transparencia de EPN fue menos burdo que el de Mancera y su equipo de
trabajo. A pregunta de diferentes reporteros sobre el precio de sus
bienes, Mancera en el colmo de la ignorancia afirmó sin empacho que para
qué querían saber eso si era información confidencial y por seguridad.
El señor Mancera debe saber que sin el requisito imprescindible del
monto desglosado de su patrimonio familiar es literalmente imposible
evaluar su comportamiento, identificar algunos indicios de corrupción o,
por el contrario, mostrar a propios y extraños que su patrimonio embona
perfectamente con sus ingresos, en cuyo caso ganaría respeto y
credibilidad, valores que son escasos ahora justamente en la clase
política mexicana.
Tercero. Habría que agregar que nadie le puso una pistola en la
cabeza al señor Mancera para que aceptara participar por la jefatura de
gobierno. Si tenía miedo por su seguridad, se hubiera abstenido del
ejercicio público y se hubiera dedicado a otras cosas. Tenga por seguro
que muchos mexican@s se “sacrificarían” por el Distrito Federal. Peor
tantito. Si Mancera está preocupado por su seguridad con todo un equipo
que lo cuida a él y a su familia, qué podría decir el habitante promedio
de la capital del país. Esa respuesta de Mancera envía un mensaje que
contradice sus afirmaciones anteriores. Cuando se trata de aseveraciones
políticas de proselitismo la capital del país es muy segura. Pero
cuando se trata de él, es muy peligrosa. ¿Cuál es la verdad? Eso lo
único que genera es zozobra e incertidumbre haciendo de su labor una
acción irresponsable. De igual forma, una de las medidas que podría
hacer la oposición que seguramente será mayoritaria en este 2015 en la
Asamblea Legislativa del Distrito Federal es aprobar una normativa que
obligue a los servidores públicos de jefe de departamento hasta jefe de
gobierno hacer públicas sus declaraciones patrimoniales junto con las de
sus familias. Esta ley debería contar con un amplio y detallado
catálogo de rubros que minimice darle vuelta a la ley. Desgraciadamente
esa es la única forma en México para que las cosas puedan mínimamente
llevarse a cabo.
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