Negro panorama mexicano: crecimiento real, cero
Los indicadores económicos le pintan un panorama negro a México… Con fuga de capitales, subejercicios en el gasto y disminución de ingresos el país no cuenta con las herramientas para activar la producción y aumentar los empleos. El año pasado, el entonces candidato Enrique Peña Nieto prometió que triplicaría el crecimiento de la economía. Hoy todo indica que, con suerte, crecerá apenas la mitad de lo que creció en 2012.
En lo que va del sexenio, el gobierno de Enrique Peña Nieto se
retrasó en la aplicación de 44 mil millones de pesos para programas
sociales, el desempleo aumentó, salieron del país 12 mil millones de
dólares, disminuyeron los ingresos petroleros, se derrumbaron las
remesas y las reservas de divisas se redujeron en mil 800 millones de
dólares.
Con este panorama, Enrique Peña Nieto no está en
condiciones de cumplir uno de sus principales ofrecimientos: triplicar
el crecimiento de la economía. Por el contrario, ésta crecerá dos puntos
menos respecto de 2012.
Apenas el mes pasado, el Fondo Monetario
Internacional (FMI) bajó la proyección de crecimiento de México en 2013:
de 3.4% la ajustó a 2.9%. Sin embargo, para el analista del Centro de
Investigación y Docencia Económicas (CIDE) Raúl Feliz, el crecimiento
será aún menor. “El FMI es como leer un periódico viejo; yo ya bajé la
tasa de crecimiento a entre 2.4 y 2.6%”.
El académico explica que
desde septiembre del año pasado se podía prever la desaceleración. “Los
que nos dedicamos a la economía sabemos que ésta avanza a través de
ciclos, así que era previsible que –después de un repunte que la
economía tuvo los tres o cuatro años anteriores– vendría un periodo
lento de crecimiento.
“Mi rol como analista es que mis clientes
vean la realidad. La de un político –que pudo haber sido un economista
muy bueno, pero que ahora es un político– tiene restricciones; piensa
que no debe promover el pesimismo”, afirma. “En última instancia los
políticos son vendedores de ilusiones. Todos: de izquierda, derecha, de
centro. Entonces, no es muy bienvenido que un político –y sobre todo
arrancando una administración– comience a hablar de sacrificios, de
desaceleración, de pocos empleos, de despidos.”