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Publicado por CONSENSO DELICIAS
¿Dónde están los desaparecidos?, la pregunta para el ‘Z-40’
Organizaciones de familiares de desaparecidos y defensores de derechos humanos celebran que Miguel Ángel Treviño haya sido aprehendido con vida, pues suponen que el dirigente de Los Zetas conoce el paradero de muchos de los secuestrados por ese grupo criminal al cruzar el llamado “Triángulo de la Muerte”, el territorio entre Nuevo Laredo, Reynosa y Monterrey.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Alfonso Moreno Díaz extiende sobre la mesa
de su oficina un mapa que muestra los caminos rurales, semidesérticos,
que se abren paso como várices por extensas tierras deshabitadas –y
salpicadas de pueblos casi fantasmas– entre Nuevo León y Tamaulipas. Un
círculo señala el tramo de estas carreteras que cruzan territorio zeta
donde fue capturado su hijo, el ingeniero Alejandro Alfonso Moreno Baca y
en el que han desaparecido más de 220 personas.
“Este es el
Triángulo de la Muerte: las carreteras que unen Nuevo Laredo, Reynosa y
Monterrey, donde las organizaciones civiles han contado más de 200
desaparecidos de 2010 a 2012. Son muchos más si sumamos a los de todo el
noreste (Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila)”, dice este hombre, quien
junto con su esposa Lucía se ha dedicado a buscar a su hijo desde el 27
de enero de 2011.
Una de las brechas se hizo famosa porque Miguel Ángel Treviño Morales, El Z-40,
la recorría aparentemente con un solo escolta. Al momento de su
aprehensión intentaba llegar a Anáhuac, Nuevo León. Sabía que hasta la
caseta de Sabinas Hidalgo el camino estaba libre de obstáculos.
En
medio de ese triángulo la tierra está sembrada de huesos y regada con
sangre. Sus huizaches ocultan ranchos que tienen a narcotraficantes como
nuevos propietarios, ayudados por notarios y pistoleros. Esconde campos
de entrenamiento para sicarios y galerones donde ocultan a seres
humanos que utilizan como si fueran mercancía.
Por aquí son
capturados cada tanto asesinos seriales, se encuentran complejos equipos
de comunicación y algunas veces instalaciones para la disolución de
cadáveres (las “cocinas”, como las nombran los judiciales).
Durante años, de día y de noche un ejército de sombras a las órdenes del Z-40
se ha dedicado a capturar personas para reclutarlas en sus ejércitos,
quedarse con sus vehículos, reducirlas a la esclavitud, castigar a sus
objetivos o imponer el terror.