Published On:
Publicado por CONSENSO DELICIAS
México no es un país ‘clasemediero’ sino pobre: Inegi
MÉXICO, D.F. (apro).- Pese al crecimiento de la clase media durante el periodo 2000-2010, México no puede definirse como un país “clasemediero”, sino pobre, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Al dar a conocer un boletín de investigación titulado “Clases medias
en México”, el organismo presidido por Eduardo Sojo reveló que 55.08% de
los hogares –que abarca a 59.13% de los mexicanos– vive en condiciones
económicas precarias. Esto se puede agravar ante cualquier evento
catastrófico dentro del hogar, como la pérdida súbita del principal
proveedor, una enfermedad o accidente grave.
Lo mismo puede ser provocado por un fenómeno externo, como un episodio de hiperinflación o una recesión macroeconómica profunda.
La
situación es la opuesta para los menos: Sólo 2.5% de los hogares –que
representa a 1.71% de la población– tienen asegurado, al menos en el
corto o mediano plazo, los recursos económicos, acceso a servicios para
vivir dignamente, así como otros productos y servicios innecesarios para
la vida cotidiana.
En el abismo que existe entre la clase baja y
la clase alta se encuentra la clase media, aquella que creció en la
primera década del siglo XXI, pero que no es la más representativa del
país.
En 2010 había 12.3 millones de hogares y 44 millones de
personas “clasemedieras”; tres cuartas partes de estas magnitudes se
concentran en áreas urbanas. En términos porcentuales, 42.42% de los
hogares está en esta situación, que abarca a 39.16% de los mexicanos.
En
el año 2000 la clase media era menor, ya que la relación correspondía a
38.4% de los hogares, con 35.2% de la población nacional.
“Lo
anterior significa que en el transcurso de una década la magnitud de la
clase media, ya sea contabilizada en términos de hogares o de personas,
se incrementó en cuatro puntos porcentuales”, precisó el Inegi.
Actualmente,
un hogar de la clase media cuenta al menos con computadora; gasta
alrededor de 4 mil 400 pesos al trimestre (a precios de 2010) sólo en
consumir alimentos y bebidas fuera del hogar.
Además, dentro del
hogar, alguien tiene tarjeta de crédito y al menos un integrante inserto
en el mercado laboral formal; lo encabeza alguien que tiene al menos
educación media superior y su estado civil es casado, conformando un
hogar nuclear de cuatro personas.
No sólo eso, lo más probable es
que quienes viven en hogares de clase media trabajen en el sector
privado y que sus hijos asistan a escuelas públicas.
Según el
organismo de estadística, llama la atención que estos hogares dependan
más de los créditos de interés social o los recursos familiares que del
crédito comercial bancario para el acceso a la propiedad de la vivienda.
Pero
no sólo los créditos para vivienda están lejos de las posibilidades de
la clase media, y ni qué decir de la clase baja, que es la mayoría en el
país.
Según la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF)
2012, los usuarios del crédito formal representan 27.5% de la población
adulta en México, los cuales alcanzan sólo a 19.3 millones de personas.
En
contraste, 23.7 millones de mexicanos (33.7%) prefieren financiarse de
manera informal, ya sea a través de la familia o de préstamos
familiares.
Este es el panorama económico y desigual de las
familias mexicanas. Atrás quedó el discurso del gobierno de Felipe
Calderón que aseguraba que el país es “clasemediero”.
Y también el
discurso del entonces secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, quien
una tarde de febrero del 2011 aseguró que con ingresos de seis mil pesos
al mes las familias tienen crédito para una vivienda y para un coche, y
además “se dan el tiempo de mandar a sus hijos a una escuela privada y
están pagando las colegiaturas”. Palabras que días después, el “delfín”
del calderonato trató de corregir.
El Inegi reveló todo lo contrario a aquel discurso oficial. La situación es distinta, para peor.








